Nubes

Se podría decir que nada sobresalía en aquella tarde de Septiembre. Las nubes tapaban el cielo de Cambridge desde por la mañana. Me cercioré de que no había nadie y salté la verja del instituto sin mayor problema, cayendo de pie dentro del Queen's. Me di un pequeño paseo por el jardín, en realidad estaba solitario.

Corrí por las calles hasta llegar enfrente de mi colegio, me acerque a la verja y la empecé a mover, estaba cerrada para mi tan buena suerte. <<¡Genial!>> pesé suspirando largamente, necesitaba entrar con urgencia, a menos que quisiera que mi abuela me matara; mire a ambas lados, estaba sola, al menos eso parecía, cogí una una silla medio rota que había al lado de el basurero y me subí con cuidado para pasar al otro lado del muro que rodeaba el colegio, pero como mi suerte era tan buena, caí al suelo.
- ¡Mierda! -dije soplando el mechón de pelo que me caía sobre la cara-.

Desde donde estaba, pude ver que una chica intentaba saltar la verja del instituto, consiguiendo darse un buen golpe al aterrizar. Contuve la risa para no parecer maleducado y me acerqué. Agachado a su lado, le ofrecí mi mano para que se levantase del suelo.

-Hey, ¿estás bien?-le pregunté, más por cortesía que por otra cosa-. No deberías andar saltando verjas. Es malo para la salud.

En un instante apareció un chico enfrente de mi, si hubiera sabido que había alguien dentro no hubiera saltad el muro como una ladrona.
- Todo lo bien que puedo estar después de caerme desde ahí -dije señalando el muro a mi espalda y levantándome con su ayuda- gracias.

Tiré de ella para ayudarla a incorporarse y luego me levanté yo, apoyando las manos en mis rodillas. Miré hacia donde señalaba con el dedo, aunque ya la había visto encaramarse en lo alto y tirarse abajo.

-No hay de qué. Se ve que aún te falta experiencia saltando-me encogí de hombros-. Por cierto, me llamo Dan.

- Si, quizás sea porque no estoy muy acostumbrada a colarme en los edificios -respondi excusandome- Yo soy Felicite.

-Tendrás que practicar más-sonreí-. No se puede vivir sin daber cómo colarse en un edificio. Felicite es un nombre muy largo ¿No te puedo llamar de otra manera?

Le devolví la sonrisa.
- Si, quizás deba tomar clases -bromee- puedes llamarme de cualquiera de las formas que te pueda permitir mi nombre... es algo extraño -dije, no conocí a mucha gente con mi nombre, más bien, no conocí a nadie igual que yo-.

-Ya encontraré algún acortamiento-dije, casi pensando en voz alta-. Bueno, ¿me vas a decir por qué te querías colar en el instituto o no?

- Porque hay una cosa ahí adentro muy importante para mi vida, la cual aprecio -le explique, si mi abuela se enteraba me mataría estaba más que convencida- y ¿tú que haces aquí? -acababa de caer en la cuenta de que él tampoco debería estar allí-.

Me eché a reír. Aquella chica hablaba un poco raro. Quizá era yo el que hablaba raro, pero vivir en Italia es lo que tiene...

-Yo vivo aquí-sacudí la cabeza-. ¿No sabes que esto también es un internado?

- No... -dije extrañada, en resumen, voy a un colegio que no conozco y los primeros dias ya me tengo que colar recibiendo un buen golpe-, no hace mucho que vivo aquí -me excuse-.

-Supongo que el golpe te habrá afectado un poco a la cabeza-concluí burlándome de ella, pero sin maldad-. Ven. Será mejor que te sientes un poco, que eso ha debido de doler-dije guiándola hasta un banco de piedra sin respaldo que había debajo de un árbol muy alto.

- Ja-ja que gracioso -dije con mala cara ante su burla, pero luego sentandome de brazos cruzados en ese banco, la verdad es que me dolía bastante, pero no lo iba a admitir-.

-Sí, es muy gracioso, porque te quejas, pero de todas formas, vienes y te sientas-continué bromeando-. ¿Va a mejor?

- Si -respondi mirando mal al chico, no le quería dar la razón- gracias por tu preocupación -añadi ironicamente-.

-Para eso estamos-me senté a su lado. Poco a poco, la tarde se iba oscureciendo y cada vez se veía menos-. ¿No tenías que recoger algo?

- Normalmente si -respondi mirándole ya que se había sentado a mi lado- esa era mi intención, no la de tener que saltar un muro y pegarme de morros contra el suelo -dije intentando que sonara mejor de lo que parecía

-Bueno, un tropiezo lo tiene cualquiera aunque...-"...este ha sido especialmente gracioso" pensé, pero no terminé la frase. Me quedé mirando a un trozo de jardín, riéndome suavemente.

Lo mire de reojo reirse
- Si, afortunamente este no ha sido el peor de todos, porque si no, estarías muerto de la risa.

Mi risa aumenta de volumen.
-¿Y diciendo eso pretendes que no me ría de tí? No estás muy bien.

- Ya lo se, no eres la primera persona que me dice eso -conteste encogiendome de hombros- y me da igual que te rias estoy acostumbrada.